La política marítima integrada de la Unión Europea
Tabla 1 Características de los participantes en el estudio según la adherencia a la Dieta Atlántica del Sur de Europa (SEAD)Tabla de tamaño completoDurante una mediana de seguimiento de 10,9 años (32.158 personas-año de seguimiento), murieron 646 sujetos. El número de muertes/1000 personas-año [IC del 95%] para los cuartiles crecientes de la puntuación de la DAES fue de 26,8 [22,6, 32,1], 20,5 [17,2, 24,7], 17,9 [15,0, 21,6] y 16,9 [14,2, 20,2], respectivamente.Resultados principalesLa asociación entre la adherencia a la DAES y la mortalidad por todas las causas se muestra en la Tabla 2. Una mayor adherencia a la DAE se asoció de forma consistente con un menor riesgo de muerte (modelo 2 HR [95% CI] por incremento de 1-SD en la puntuación de la DAE = 0,86 [0,79, 0,94]), con una clara respuesta a la dosis (Fig. 1; p-tendencia < 0,001). La mayoría de los componentes alimentarios individuales del SEAD mostraron cierta tendencia a reducir la mortalidad por todas las causas, pero las asociaciones fueron en general débiles, excepto para el consumo moderado de vino (modelo 2 HR [95% CI] = 0,71 [0,59, 0,86]) (Tabla 3).
Archivo adicional 1: Tabla S1. Ítems y puntuación del Mediterranean Diet Adherence Screener (MEDAS) y del Alternate Healthy Eating Index (AHEI). Tabla S2. Ingesta de nutrientes según la adherencia a la Dieta Atlántica del Sur de Europa (DAES). Tabla S3. Asociación entre la adherencia al Mediterranean Diet Adherence Screener (MEDAS) y el Alternate Healthy Eating Index (AHEI), y el riesgo de muerte por cualquier causa (n= 3165). Tabla S4. Asociación entre la adherencia a los ítems del Mediterranean Diet Adherence Screener (MEDAS) y el Alternate Healthy Eating Index (AHEI), y el riesgo de muerte por todas las causas (n= 3165). Figura S1. Diagrama de flujo de los participantes. Figura S2. Asociación entre la adherencia al Mediterranean Diet Adherence Screener (MEDAS) y el Alternate Healthy Eating Index (AHEI), y el riesgo de muerte por todas las causas.Derechos y permisos
Capítulo 15 – Una guía concisa y un Mediterráneo probado
ResumenLa expansión del Neolítico en la Península Ibérica está marcada por la introducción de la ganadería y los cultivos domesticados, que modificaron las estrategias de subsistencia de una manera sin precedentes. El análisis de los isótopos estables del carbono y el nitrógeno en el colágeno a granel ha sido esencial para rastrear estos cambios, que se han discutido en gran medida en relación con áreas geográficas concretas o con estudios de casos únicos. Este trabajo revisa la literatura isotópica disponible para ofrecer una síntesis regional a largo plazo de los cambios dietéticos asociados a la expansión del Neolítico y al establecimiento de la economía agrícola en la Península Ibérica. Se cotejaron los valores de isótopos estables de carbono y nitrógeno del colágeno a granel de 763 individuos humanos y 283 restos faunísticos del Mesolítico al Neolítico tardío en Iberia (ca. 8000-3000 cal BC) y se analizaron mediante un modelo de mezcla bayesiano. Los resultados muestran que las dietas mesolíticas eran isotópicamente diversas tanto en la región atlántica como en la mediterránea de la Península Ibérica, y que con la neolitización se produjo una importante disminución de la variabilidad, que culminó con el establecimiento de economías agrícolas y la dependencia de los recursos terrestres en el Neolítico Tardío.
Dieta Sead
La cocina mediterránea es la comida y los métodos de preparación utilizados por los pueblos de la cuenca del Mediterráneo. La idea de una cocina mediterránea tiene su origen en el libro de la escritora de cocina Elizabeth David, A Book of Mediterranean Food (1950) y fue ampliada por otros escritores que trabajan en inglés.
Muchos autores definen los tres elementos centrales de la cocina como la aceituna, el trigo y la uva, que dan lugar al aceite de oliva, el pan y la pasta, y el vino; otros autores niegan que los alimentos tan variados de la cuenca mediterránea constituyan una cocina en absoluto. Una definición común de la zona geográfica abarcada, propuesta por David, sigue la distribución del olivo.
La región abarca una gran variedad de culturas con cocinas distintas, en particular (yendo en sentido contrario a las agujas del reloj) la magrebí, la egipcia, la levantina, la otomana (turca), la griega, la italiana, la francesa (provenzal) y la española, aunque algunos autores incluyen otras cocinas. La cocina portuguesa, en particular, es en parte de carácter mediterráneo.
Evento de seminario web en vivo de AI-PAMI: La dieta antiinflamatoria para
Aunque los enfoques farmacéuticos para el tratamiento de la enfermedad cardiovascular aterosclerótica (ASCVD) han experimentado un rápido crecimiento y han acaparado, con razón, una gran cantidad de atención y publicidad, la intervención en el estilo de vida sigue siendo el componente principal de cualquier estrategia de bienestar cardiovascular. Aunque lo que constituye una «intervención sobre el estilo de vida» puede variar mucho, los principios clave de cualquier estrategia se basan en la actividad física regular y en las elecciones nutricionales saludables.1,2 Aunque las directrices cardiovasculares de todo el mundo son muy similares en muchas de sus recomendaciones sobre actividad física y nutrición, también existen diferencias y áreas de variación clave.3 El objetivo de este artículo es destacar las características comunes para la práctica clínica, así como las diferencias clave para una mayor consideración entre las principales directrices de prevención cardiovascular de Estados Unidos (EE.UU.) y Europa sobre actividad física y nutrición.
El aumento de la actividad física sigue siendo uno de los principales impulsores de la mejora de la salud cardiovascular, además de proporcionar una amplia variedad de beneficios fuera del sistema cardiovascular.4,5 Los estudios sobre el ejercicio y la aptitud física han mostrado sistemáticamente reducciones en los eventos cardiovasculares posteriores, un beneficio que continúa en gran medida sin límites junto con el aumento de la cantidad de actividad física alcanzada.6 Como resultado, estos beneficios se han reflejado en las directrices cardiovasculares estadounidenses y europeas y se han incorporado a las recomendaciones para médicos y pacientes.